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viernes, abril 27, 2012

El reto de los nuevos modelos

Como investigadores nos enfrentamos a un problema: necesitamos que nos publiquen. Necesitamos que los revisores de una revista arbitrada (idealmente buena), vean nuestro trabajo (entre otros 100, si la revista es buena) y lo entiendan, les guste, y lo recomienden para su publicación.
 
Para que guste, tienen que entenderlo. Para que lo recomienden, dependiendo de la revista, si no tiene un teorema, no lo aceptan. Es decir, las pruebas pueden decir que funciona y que es mejor que otro método cuyas garantías en lo teórico son fantásticas, pero como no tienes una demostración y un teorema por debajo como respaldo, es posible que no lo recomienden (quizá es por esto que la mayoría de los artículos de heurísticas, metaheurísticas y soft-computing en general se publican en congresos, jornadas, etc., y no en revistas de alto impacto).
 
La manera de publicar con facilidad, parece ser esta:
  • Publica un teorema que haga un pequeño cambio o aporte teórico.
  • Publica sobre un problema conocido por todos.
En general, pareciera que el que tiene 100 artículos para revisar, no quiere leer un método del cuál tiene que aprender desde "0". Y pareciera que el éxito en pruebas numéricas no es necesariamente suficiente, y la publicación tiene que aguantarse hasta encontrar una teoría.

En un mundo en que queremos resolver problemas muy grandes, muy complejos, luce como si esta "resistividad" de las revistas a las cosas novedosas "que funcionan", genera un retraso innecesario.

Sería interesante que se estimulara la aparición de nuevos modelos matemáticos y estrategias de resolución de problemas. Estos pueden estar inspirados en la naturaleza, en procesos industriales, en la forma en que se hacen galletas artesanales, o en cómo se comporta un comprador en un centro comercial. La forma en que separamos piedras y sucios en los granos que cocinamos, o la forma en que los cepillos de cabello son mejores para determinado tipo de pelo, pueden ser elementos de inspiración también.

Lo importante es tener los ojos abiertos. Lo importante es que las revistas también abran sus ojos. Tratar de entender el lenguaje de un investigador cuya área base es distinta, puede proporcionar claves para solucionar problemas pendientes por resolver. Aislarnos del que habla con jerga distinta, porque me tendría que poner a estudiar, nos hace hablar solo con los que ya piensan el problema de igual forma que nosotros.

El especialista en redes neurales habla de "velocidad de aprendizaje", mientras el especialista en optimización no-lineal habla de "tamaño de paso", y ambas cosas son idénticas. Son dos chinos que no se entienden porque uno habla mandarín y el otro cantonés. Hasta que no escriben el asunto en forma simbólica, no se entienden.

Por ahora, lo que me sugiere mi cortísima experiencia, es que hay que tratar de escribir "a prueba de flojos" y "a prueba de confusiones".

Más importante aún, no dejar de caminar, no dejar de tomar 5 minutos para poder ver cómo sirve el café el del cafetín, ni como cae una hoja. Este estado "zen" es la materia prima para las ideas nuevas, y para las ideas nuevas para explicar mejor y más fácilmente las ideas que ya tuvimos.

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